viernes, 27 de julio de 2012

ACERCA DE LAS DISLEXIAS: LAS HISTORIAS DE JUAN Y MARGARET

Por: Carola Pozo Cortez




Juan

Parece brillante, muy inteligente y articulado pero le cuesta leer y tiene mala ortografía para su edad.

Tiene alto coeficiente intelectual pero sus calificaciones en el colegio no lo demuestran. Se siente tonto, tiene baja autoestima y por sus problemas de concentración tiene mala conducta en la escuela.

Creen que la causa es algún problema de madurez... Pero...

Ningún docente desde que empezó la escuela, indagó, se preocupó y ejecutó algún plan pedagógico estratégico, en primer lugar para buscar la causa de su  problema, y en segundo lugar para mitigar y/o solucionar su deficiencia cognitiva.

Su maestra de primer grado sentía que estorbaba y distraía a sus compañeros, como no copiaba nada en su cuaderno menos hacia los deberes que ella encomendaba para la casa. Por lo general, ella sentía que Juan se encontraba siempre en las nubes y que no perdía ocasión para distraerse con lo primero que aparecía ante sus ojos.

Para que no distrajera al resto de la clase optó por hacerle sentar al fondo de la clase, total, era como una plantita o un objeto -casi sin vida- estaba como un adorno con la única diferencia que era un adorno de carne y hueso.

Por supuesto que las características que presentaba Juan correspondían a un chico con dislexia que nunca sus docentes pudieron descubrir.

El trastorno de lecto-escritura, aunque pareciera erróneo, esta deficiencia es mucho mas común de lo que se cree. Afecta a mas del diez por ciento de la población escolar, es decir que por cada aula con 20 alumnos puede haber uno o dos chicos con esta dificultad.

Ya expusimos en otros post que esta dificultad puede darse tanto de manera notoria como leve, lo que hace que en muchos casos el diagnóstico tarde en llegar o no lo haga nunca.

Margaret

Jannet, 45 años, ama de casa, se enteró de que era disléxica cuando le diagnosticaron el mismo trastorno a su hija mayor, Margaret, de 14 años. "Cuando ella estaba en primer grado yo notaba que algo no andaba bien. Me empezaron a llamar del colegio porque la nena tenía problemas de aprendizaje pero no sabíamos que tenia. Y yo veía en ella lo que me había pasado a mi en la escuela, que egrese con mucho esfuerzo pero nunca había sabido por que me había costado tanto. Lo único que me ayudo fue mi personalidad,  ser muy desenvuelta y simpática.

Pero el caso de Margaret fue mas dramático de lo que se esperaba. Cuando llego a cuarto grado con la autoestima tan baja, al extremo que mojaba la cama y se resistía a ir a la escuela, por fin me dijeron, luego de hacerla examinar con especialistas, que era disléxica, busque mis cuadernos y carpetas guardadas y confirmamos que yo también lo era.

Con solo conocer el diagnóstico, los especialista y yo trabajamos en ello y Margaret empezó a mejorar"



Gustavo Abichacra, médico pedíatra, explica que "etimológicamente la dislexia es un trastorno del lenguaje y su principal dificultad rápidamente detectable es la imposibilidad de leer en forma corrida de manera correcta: 

Cambian las letras e inventan palabras enteras o en su defecto las terminacionesde las mismas con el afán de leer fluido como sus compañeros.


Es tanto el esfuerzo que les lleva leer, que les implica cinco veces mas de gasto de energía cerebral que a otro chico.




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